viernes, 28 de marzo de 2014

La Banalidad de The Guardian [of Judea]


Por Gilad Atzmon               17-Mar-14




El alguna vez respetado Guardian ha sido reducido en años recientes a un aburrido vocero sionista ―una Crónica Judía light para consumo de los gentiles. La semana pasada, el periódico lanzó un ataque sobre Martin Heidegger, el más influyente filósofo del siglo 20.
“Los ‘cuadernos negros’ de Heidegger revelan antisemitismo en el corazón de su filosofía” se lee en el titular del periódico. Pero ¿eso qué significa? ¿Heidegger fue realmente un odia-judíos? ¿Se opuso a la gente por ser étnica o racialmente judía o fue, en cambio, crítico de la política, la cultura, la ideología y el espíritu judíos?
De acuerdo al ‘progresista’ y británico Guardian, los recién publicados Cuadernos Negros revelan que Heidegger veía el ‘judaísmo mundial’ como el conductor de la “modernidad deshumanizante”.
No necesitamos decir que no necesitábamos una ‘nueva publicación’ para afirmar que esto era el punto de vista de Heidegger sobre la cultura y la política judías. El pensador alemán, como muchos de sus contemporáneos, veía a “Jerusalén” como una influencia intelectual, cultural y espiritual, asfixiante y corrompida, como opuesta a “Atenas”, que a sus ojos reflejaba el nacimiento del humanismo, el universalismo, la estética, la ética y el pluralismo.
Examinemos lo que convierte en antisemita a este prominente pensador a los ojos de The Guardian. “En tanto que se distanciaba de las teorías raciales perseguidas por los intelectuales nazis, Heidegger arguye que el Weltjudentum (“el judaísmo mundial”) es uno de los principales conductores de la modernidad occidental, que él veía con ojos críticos”.
Pero ¿no estamos autorizados a criticar la religión, la cultura o la ideología? ¿No se nos permite disentir de la modernidad o la tecnología y tratar de identificar sus raíces culturales e ideológicas? Por alguna razón, no puedo recordar a The Guardian criticando a Max Weber por sugerir que la ética protestante fue la fuerza conductora detrás del capitalismo. Suficientemente embarazoso, el mismoGuardian que de manera torpe y con descaro difama al más grande pensador continental, provee una plataforma para una larga lista de belicistas neoconservadores, tales como Nick Cohen, que constante e implacablemente critican a los denominados ‘islamo-fascistas’ ―un nombre en clave para la cultura política islámica. Supongo que para The Guardian of Judea, sólo la cultura, la religión y la ideología judías deben permanecer más allá de toda crítica.
El “judaísmo mundial”, escribe Heidegger en los cuadernos, “es incomprensible en todos lados y no necesita implicarse en acciones militares mientras continúa desplegando su influencia, considerando que se nos permite sacrificar la sangre de lo mejor de nuestro pueblo”. Pero ¿esta observación es antisemita? ¿Puede ser antisemita una honesta observación, o diremos una forma de ‘odio’, o debería ser más adecuadamente etiquetada como una verdad incómoda?
Heidegger era un patriota alemán. Como tal sabía muy bien que fue el liderazgo sionista y los banqueros alemanes judíos en USA quienes facilitaron la entrada de USA en la 1GM (a cambio en parte de la Declaración Balfour de 1917 que prometió un hogar nacional para los judíos en Palestina). A ese respecto, Heidegger, como sus contemporáneos, tuvo buenas razones para creer que Alemania había sido traicionada por la élite judía.
Cuando Heidegger publicó su monumental Ser y Tiempo (1927), ciertamente el texto filosófico más importante del siglo 20, la Escuela de Frankfurt, dominada por académicos judíos, ya había estado en operación por más de cuatro años, ganando terreno en su intento de subvertir la cultura alemana en nombre del comunismo. Como un nacionalista alemán, Heidegger tuvo más de una razón para oponerse a la cultura, la política y la ideología judías.
Heidegger era un filósofo como opuesto a un político o a un ‘activista’. Su comprensión del mundo estaba guiada por la búsqueda de una comprensión esencial y categórica. Para Heidegger no era lo ‘judío’ ni era su etnicidad lo que presentaba un peligro, era una ideología y una cultura que estaban listas para subvertir su Occidente ateniense y su sistema de valores tal como él lo veía. Tal enfoque no tiene nada qué ver con el odio racial.
Examinemos la declaración de Heidegger mencionada arriba respecto al ‘judaísmo mundial’, su ‘incomprensible’ impacto y su falta de disposición para el ‘sacrificio’. Básicamente Heidegger sugiere que  la élite judía está lanzando guerras mediante delegados. Al principio, esto puede sonar como una vil crítica de la cultura y el poder judíos dentro de la política. Pero una mirada más profunda a esta declaración revela que Heidegger era un agudo observador. Enfrentémoslo, Heidegger ciertamente no sabía  de la cábala de neoconservadores sionistas que empujaron a Gran Bretaña y a USA en una ilegal guerra en Iraq cinco décadas después de su muerte. Heidegger, muy definitivamente no sabía de los grupos judíos de cabildeo: AIPAC, LFI, CF, y el CRIF. Ciertamente no supo de Bernard Henri Levy o los escritores de la Jewish Chronicle como David Aaronovitch y Nick Cohen, que han estado abogando durante años por inmorales campañas sionistas de intervención. Además, como Heidegger predijo,  no muchos jóvenes judíos siguieron el sionificado y militante entusiasmo neoconservador y se apresuraron a unirse a las Fuerzas Especiales del ejército de USA o los Royal Marines. Heidegger de algún modo predijo que los judíos no estarían sobrerrepresentados en las listas de soldados británicos o estadounidenses fallecidos que surgieron de esta cadena de fútiles conflictos.
Cuando Heidegger escribe, “nosotros (los alemanes) somos dejados a sacrificar lo mejor de la sangre de nuestro pueblo”. Son las guerras sionistas delegadas  las que tiene en mente ―esas guerras sionistas que son luchadas por todos excepto los propios sionistas. Pero ¿cómo pudo el filósofo predecir el aparato político sionista de manera tan precisa? ¿Fue un profeta?
Filosofar es hurgar en la verdadera esencia. La misión del filósofo es una búsqueda del significado esencial, sea la belleza, el conocimiento, la ciencia, etc. Heidegger, el filósofo, veía en la cultura judía algo que la mayoría de los judíos fallan en ver en sí mismos u ocultan muy bien por una buena razón. Apenas es sorprendente que The Guardian,  que sistemáticamente ha fallado en confrontar al Lobby judío y su incansable promoción bélica, denunciara la gran mente que exactamente hizo una lista de las condiciones precisas en que tal belicosidad tiene lugar.
Trágicamente, aniquilar la inteligencia y el profundo espíritu crítico ha llegado a ser una obsesión de la Nueva Izquierda. Esto puede explicar el deterioro del discurso progresivo hacia un desierto intelectual. The Guardian, en su actual forma y bajo su actual liderato, tiene un papel principal en ese proceso.
“En otro pasaje”, continúa el Guardian, “el filósofo escribe que el pueblo judío, con su ‘talento para la planeación’, se oponía con tanta vehemencia a las teorías raciales nazis porque ellos mismos han vivido de acuerdo con el principio racial durante el mayor tiempo”.
Pero, ¿esto realmente es una mentira? No del todo. El filósofo alemán obviamente da directo en el clavo. Heidegger, que no aprobaba la doctrina racista nazi, apropiadamente notó que la supremacía racial nazi era, de hecho, Kosher por naturaleza.
Difícilmente es un secreto que la cultura judía es etno-céntrica e impulsada racialmente. Israel se define como el ‘Estado Judío’. Bastante más embarazoso es el hecho de que los oponentes judíos de Israel también siguen la misma metodología racialmente supremacista y, en la mayoría de los casos, operan dentro de células políticas ‘sólo para judíos’ (tales como JVP, IJAN, Grupo Socialista Judío, etc.).
Heidegger, estaba obviamente por delante de su tiempo observando la similitud entre el exclusivismo político judío y la ideología nazi. ¿Eso convierte a Heidegger en un antisemita? Todo lo contrario, ello reafirma que el filósofo alemán es un intemporal y precioso activo intelectual. Sin embargo, The Guardian no posee la más mínima integridad para admitir que Heidegger había dado precisamente en el blanco. En cambio, el periódico británico está desesperado (buscando) minar la obra del gran filósofo mediante la inepta y vaga asociación.
Etiquetando a Heidegger como antisemita The Guardian básicamente aconseja a sus lectores que no lean al más grande filósofo greco-alemán y que ciertamente no evalúen el contenido de sus escritos. Esta es la ‘Neohabla’ observada por Orwell, que minimiza el posible contenido del intercambio intelectual mediante la ‘corrección’ (política).
No es un secreto que el observador contemporáneo políticamente correcto se adhiere a la regla de que la verdad mejor sea inofensiva. Como tal, él o ella contribuyen a la supresión de la verdad y a la transformación del conocimiento en un sistema de ocultamiento selectivo. De manera interesante, fue Heidegger quien estuvo allí para voltear los reflectores hacia el ‘ocultamiento’ y el ‘olvido del Ser’, algo que el Guardian ha convertido en un arte.
Heidegger, el relator de la verdad, ha venido a representar todo lo que el jerosolimitano ‘Guardian [de Judea]’ quiere suprimir. Supongo que el tiempo está maduro para que The Guardiandespierte. Haría bien en recuperar su posición como The Guardian de la verdad más bien que The Guardian de Sión. Podríamos (entonces) tener un uso para un periódico izquierdista de calidad conducido por intereses verdaderamente humanistas y universales, en lugar de simplemente otro vocero sionista ignorante y banal.





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